La página web de Profoto dice textualmente: “El B1X no es un flash para utilizar en casa, está pensado para el fotógrafo aventurero que disfruta saliendo al exterior”. Sin embargo, me ha parecido importante destacar su otra faceta y demostrar cómo se defiende en interior y qué ventajas puede tener para los que trabajamos en casa y en superficies muy reducidas.
Supongo que ahora entenderéis por qué mis fotos de making of no son bonitas. En ellas podéis comprobar lo pequeña que es mi habitación de estudio.
La mayoría de mis sesiones funcionan a base de juegos de Tetris. Me explico: mi despacho es también mi estudio fotográfico. Habrá una distancia aproximada de 3 metros entre la pared donde sitúo la cámara y la pared en la que pongo el fondo. No es muy cómodo ya que, a parte del poco espacio, éste se ve aun más reducido si tenemos en cuenta que tengo que apartar mesas y en ocasiones incluso estanterías.
Lo bueno del B1X es que, a parte de ocupar poco espacio montado, también lo hace cuando lo guardas. Funcionaría perfectamente en cualquier lugar reducido, así que para los que no disponemos de estudio es sin duda una muy buena opción.
El B1X ofrece una ventaja que, en concreto para mí, es muy importante. Os hablo de la potente luz de modelado. No sólo nos facilita previsualizar la iluminación, sino que además nos da la posibilidad de trabajar en vídeo.
Como podéis ver en las fotos disparé a una potencia muy alta (8.5). Para los autorretratos necesito diversas pruebas así que me hace falta una batería que pueda aguantar todos los disparos que hago. En todo caso voy más que sobrada teniendo en cuenta que aguanta 325 disparos a máxima potencia.
Trabajé con una velocidad de obturación de 1/320, ISO 100 y f7.1, no obstante las fotografías salieron perfectamente nítidas y sin movimiento.
No altera la temperatura de color ni la potencia entre toma y toma lo cual se agradece especialmente cuando quieres hacer un fotomontaje con varias fotos de una misma sesión.
En un momento dado creí que le encontraría “el defecto” cuando escuché el sonido de refrigeración. Pensé que el flash estaría caliente pero en absoluto, estaba tan frío como al principio.
De nuevo es un flash que no pesa nada y es de fácil transporte, montaje y desmontaje. Por eso me resulta tan útil a la hora de trabajar en una habitación pequeña, ya que no puedo tener el flash siempre montado.
Sobra añadir el plus de que funcione sin batería, además que eso se agradece muchísimo cuando trabajas en exterior, está claro.
Sigue siendo un flash perfectamente intuitivo con el que es fácil trabajar y que se adapta a todo tipo de fotógrafos. Sólo queda pedir a Profoto que todas las ventajas del B1X sean compatibles para Pentax 🙂