Mi estilo en la fotografía social está muy marcado por el entorno documental y de reportaje en el que me formé, y eso hace que use las luces que tengo presente en la escena de manera natural, creando en muchas ocasiones escenas con contrastes muy altos. No tengo más que deslizar los controladores de luces y sombras para exprimir toda la información que guardan los RAW de la D800E y obtener un resultado más natural. ¿Qué sentido tiene invertir en cámaras que capturan una gran cantidad de información si luego no podemos usarla?
En algunos casos cuando tengo localizaciones exteriores o texturas muy marcadas me gusta remarcar su presencia. Esa herramienta le da la vuelta a todo lo que había usado antes en otros programas. Tiene una versatilidad superior con los modos de uso, y la separación fina en la estructura hace que sea un complemento perfecto para esas fotografías que necesito que tengan un poco más de “empuje”.
Son esos avances en las herramientas, opciones no muy conocidas quizás, pero que suponen un ahorro de tiempo considerable o el ajuste preciso que necesito para esa imagen. Las curvas por ejemplo tienen un modo de uso que se llama luma, afectando exclusivamente a la luz y dejando al margen la saturación de color, muy útil en imágenes en las que el control del color es delicado y quiero subir el contraste. O la corrección de la difracción, que me da ese extra de nitidez que se pierde cuando quiero la máxima profundidad en una fotografía.
Cuando has acabado el trabajo de ajuste de las imágenes y tienes que darles diferentes formatos de salida y ordenarlos en carpetas y te echas las manos a la cabeza… con Capture One no, sólo sonrío. Porque con un sólo click puedo aplicar múltiples fórmulas ya adaptadas a mis necesidades y dejar que el ordenador trabaje. Y sonrío porque al volver tendré todos los archivos organizados en sus carpetas listos para ser entregados a los novios. Es más, podría seguir trabajando en el programa con otras tareas sin problema.
En definitiva, además de la calidad que me exijo en los trabajos busco optimizar el tiempo que dedico a la posproducción, y con Capture One he encontrado el sistema que me permite alcanzar esos dos objetivos. Estoy tranquilo delante de la pantalla sin preocuparme más que de llevar mis fotografías donde tengo pensado, y sé que al cliente le van a encantar. Cuando en los talleres y cursos hablo del programa lo comparo con la conducción: todos los coches te llevan, pero con algunos te sientes mucho más cómodo y la experiencia alcanza otro nivel. Prueba Capture One y sabrás de qué hablo.
20 años ya como fotógrafo le avalan desde que comenzara su carrera en periódicos como Ya o Diario 16. Actualmente compagina su labor como fotógrafo especializado en social y rodajes publicitarios con la docencia, impartiendo cursos de fotografía, posproducción avanzada y gestión de archivos digitales. Entre sus últimos clientes cuenta con LÓréal o Estrella Galicia, por citar algunos.